martes, 4 de agosto de 2009

ACOLITOS



LLAMADOS AL SERVICIO DE DIOS


"Felices los que trabajan por la paz y dan su vida al servicio de la Iglesia y de su Dios"
Thomas A. Cajahuanca Trauco




Querido acólito o acólita :
Quisiera que observaras este video con respecto al llamado que a hecho Dios en tu vida. no ha mirado tu condición de pecado sino la disposición ha servir. eres la niña de los ojos de Dios, la parte más importante de él. por eso sirvelo con mucha devoción y entusiasmo.
Thomas C.













El acólito juega un papel muy importante dentro del servicio que hace a la Iglesia, ya que es participe de la muestra más grande del amor de Dios hacia los hombre: el sacrificio de su hijo Jesucristo que nos da su cuerpo y sangre como alimento y bebida de la salvación eterna.


Los acólitos son muy imprensidibles en la Iglesia, pues de ellos se obtienen las futuras vocaciones que estarán al servicio de la comunidad.



Esta pagina se ha creado para ti ,acólito o acólita, para que puedas comprender lo necesario que es tu servicio en el altar y tu participación dentro de la Iglesia.




El acólito (del griego ἀκόλουθος akolouthos, <> o <>) es un ministerio de la Iglesia Católica y la Iglesia Anglicana, cuyo oficio es ayudar al diácono cuidando del servicio en el altar y ayudando al sacerdote durante las celebraciones litúrgicas, especialmente la Misa.


El ministerio del acólito es reconocido por la colación o institución por parte del obispo, aunque este ministerio en la práctica sólo se realiza por acólitos "extraoficiales", es decir, no instituidos. Normalmente se instituye como acólito a los candidatos a las sagradas órdenes del diaconado y del presbiterado, aunque el ministerio no es todavía clerical (la condición de clerigo se recibe con la ordenación de diácono). Según el código de derecho sólo podrán ser instituidos diáconos "varones laicos" aunque el ejercicio de ese ministerio no les da derecho a remuneración por parte de la Iglesia católica.



Aunque el término acólito se usa también para referirse a quienes ayudan en el altar sin haber sido instituidos, es mejor usar para ello la expresión "monaguillo" o "servidor del altar".


Es habitual que el ministerio del altar sea ejercido por niños, llamados en este caso monaguillos, con la única diferencia de que éstos no pueden dar la comunión, por su edad. El hecho de que sea lo habitual no significa que sea un ministerio para niños, sino pueden ejercerlo sin institución cualquier cristiano que ha recibo la primera comunión. La institución del ministerio es sólo para varones que completaran la iniciación católica.


La palabra monaguillo proviene de monjes pequeños, en Italia son conocidos como chierichetti o pequeños clérigos, en catalán escolans y en Alemania ministrantes. Se prefiere la palabra acólito, reservando el vocablo "monaguillo" para los ministros extraordinarios o de hecho, es decir que no han sido nombrados solemnemente y no pertenecen a un "colegio" de acólitos y/o que ejercen estas funciones de forma esporádica.


Los monaguillos son “acólitos de hecho”, que sin haber sido instituidos en el ministerio de acólitos, lo ejercen más o menos establemente en las celebraciones comunitarias.





Las funciones que estos monaguillos pueden desempeñar son:




1. Atender al servicio del altar.


2. Ayudar al obispo, al sacerdote y al diácono.


3. Prestar su servicio en las diversas procesiones, por ejemplo con la cruz, los cirios, el incienso o el Misal.


4. Atender en el ofertorio a la recogida de los dones.



Como vemos estos niños o jóvenes realizan servicios similares al del acólito instituido (excepto preparar el altar, purificar, distribuir la comunión, ni exponerla para el culto).


Esta clase de servicio de ayuda al sacerdote, encomendados a niños y adolescentes, son un poco como la imagen representativa de una comunidad cristiana que esta formada también por niños y jóvenes. Su presencia y su ayuda en la celebración, es el espacio del presbiterio, es buena imagen de la comunidad y motivo de gozo para todo.





Deben tener siempre en cuenta los monaguillos que su papel dentro de la comunidad es de servicio y no es de un derecho. A la vez es importante considerar que las funciones que realizan dentro de las celebraciones deben ser realizadas con espíritu humilde, y de acuerdo con el sacerdote que preside.





En el siguiente video veremos un testimonio de un sacerdote con respecto a la importancia que tienen los acólitos dentro del misterio de la Iglesia.







A continuación quisiera darte, a ti querido acólito o acólita ,14 consejos que debes tener en cuenta durante tu formación y servicio como acólito de tu parroquia.



1) Considerar UN GRAN HONOR el hecho de ser acólito. Esforzarse por honrar este cargo y ser fiel a esta gracia.

2) HACER BIEN CADA MOVIMIENTO y con EXACTITUD. Por ejemplo: preparar el altar, ayudar la Misa, encender el turíbulo, las entradas y salidas de las ceremonias. Dar lo mejor de sí.





3) PIEDAD. Gran amor a JESÚS EUCARISTÍA. Hacer una visita al Santísimo. cada vez que se vaya a la Iglesia. Acción de Gracias después de la Comunión. Rosario diario a Nuestra Señora.
4) ESTADO DE GRACIA Permanecer siempre en la amistad de Dios. Si se cae en pecado confesarse cuanto antes. Huir de las ocasiones de pecado (TV, malas compañías, malos ambientes, etc.).


5) CONOCERSE Y CORREGIRSE UNO MISMO. Tenemos defectos y debilidades. Aceptar las correcciones con humildad. Pedir la Gracia de Dios.


6) SERIEDAD Y RESPONSABILIDAD en el cumplimiento del deber. Tomar con seriedad las órdenes, los avisos, las ceremonias, los deberes propios del acólito.

7) NO MIRAR hacia los fieles o para cualquier parte durante las ceremonias.


8) PERMANECER ERGUIDO en posición recta:
ARRODILLADO: erguido, las manos juntas sin cruzar ni mover los pies.
DE PIE: los pies derechos, las manos juntas.
SENTADO: el cuerpo erguido, las rodillas juntas, las manos sobre las piernas.
CAMINANDO: despacio. Los ojos bajos. No caminar hacia atrás.


9) REALIZAR CADA ACCIÓN SOLAMENTE DESPUÉS DE HABER TERMINADO LA ANTERIOR Sentarse, arrodillarse y ponerse de pie (no apoyarse cuando se está de pie).


10) ATENCIÓN en las ceremonias. Hacer las cosas bien y DESPACIO, pero con prontitud y desenvoltura. ENSAYAR Aprender bien.


11) SIMETRÍA Y SINCRONIZACIÓN en las ceremonias. Realizar las acciones junto a otros al mismo tiempo; por ejemplo, las inclinaciones y las respuestas de la Misa. Guardar siempre la misma distancia con relación al otro acólito.


12) SILENCIO: en la Iglesia, en la sacristía. No hablar en la Iglesia, no reírse, no hacerse gestos.


13) RESPETO Y OBEDIENCIA a los sacerdotes, superiores, ceremoniarios más antiguos.


14) BUEN EJEMPLO: en el catecismo, en la escuela, en la calle, en la Iglesia. Observar un comportamiento ejemplar (que motive a ser imitado). Hacer las cosas con dedicación, piedad y celo.




Quisiera querido acólito o acólita que te tomes la molestia de poder leer el mensaje que nuestro santo padre el papa Benedicto XVI da a los niños que sirven en el altar como tu lo haces:



Queridos muchachos y jóvenes, ¡bienvenidos!

Queridos monaguillos, me alegra que mi primera audiencia después de mis vacaciones sea con vosotros, y os saludo con afecto a cada uno. Agradezco el pañuelo que me habéis regalado, gracias al cual he vuelto a ser un monaguillo. Hace más de 70 años, en 1935, comencé a ser monaguillo; por tanto, he recorrido un largo itinerario por este camino.

A vosotros, queridos monaguillos, quiero ofreceros un mensaje que os acompañe en vuestra vida y en vuestro servicio a la Iglesia. Para ello, deseo continuar el tema que estoy tratando en las catequesis de estos meses. Quizá algunos de vosotros sepáis que en las audiencias generales de los miércoles estoy presentando las figuras de los Apóstoles: en primer lugar, Simón, al que el Señor dio el nombre de Pedro; su hermano Andrés; luego otros dos hermanos, Santiago, llamado "el Mayor", primer mártir entre los Apóstoles, y Juan, el teólogo, el evangelista; por último, Santiago, llamado "el Menor". Seguiré presentando a cada uno de los Apóstoles en las próximas audiencias, en las que, por decirlo así, la Iglesia se hace personal.

Hoy reflexionamos sobre un tema común: ¿qué tipo de personas eran los Apóstoles? En pocas palabras, podríamos decir que eran "amigos" de Jesús. Él mismo los llamó así en la última Cena, diciéndoles: "Ya no os llamo siervos, sino amigos" (Jn 15, 15). Fueron, y pudieron ser, apóstoles y testigos de Cristo porque eran sus amigos, porque lo conocían a partir de la amistad, porque estaban cerca de él. Estaban unidos con un vínculo de amor vivificado por el Espíritu Santo.

Desde esta perspectiva podemos entender el tema de vuestra peregrinación: "Spiritus vivificat".
El Espíritu, el Espíritu Santo, es quien vivifica. Es él quien vivifica vuestra relación con Jesús, de modo que no sea sólo exterior: "sabemos que existió y que está presente en el Sacramento", pero la transforma en una relación íntima, profunda, de amistad realmente personal, capaz de dar sentido a la vida de cada uno de vosotros. Y puesto que lo conocéis, y lo conocéis en la amistad, podréis dar testimonio de él y llevarlo a las demás personas.

Hoy, al veros aquí, delante de mí en la plaza de San Pedro, pienso en los Apóstoles y oigo la voz de Jesús que os dice: "Ya no os llamo siervos, sino amigos; permaneced en mi amor, y daréis mucho fruto" (cf. Jn 15, 9. 16). Os invito: escuchad esta voz. Cristo no lo dijo sólo hace 2000 años; él vive y os lo dice a vosotros ahora. Escuchad esta voz con gran disponibilidad; tiene algo que deciros a cada uno.

Tal vez a alguno de vosotros le dice: "Quiero que me sirvas de modo especial como sacerdote, convirtiéndote así en mi testigo, siendo mi amigo e introduciendo a otros en esta amistad".

Escuchad siempre con confianza la voz de Jesús. La vocación de cada uno es diversa, pero Cristo desea hacer amistad con todos, como hizo con Simón, al que llamó Pedro, con Andrés, Santiago, Juan y los demás Apóstoles. Os ha dado su palabra y sigue dándoosla, para que conozcáis la verdad, para que sepáis cómo están verdaderamente las cosas para el hombre y, por tanto, para que sepáis cómo se debe vivir, cómo se debe afrontar la vida para que sea auténtica. Así, podréis ser sus discípulos y apóstoles, cada uno a su modo.

Queridos monaguillos, en realidad, vosotros ya sois apóstoles de Jesús. Cuando participáis en la liturgia realizando vuestro servicio del altar, dais a todos un testimonio. Vuestra actitud de recogimiento, vuestra devoción, que brota del corazón y se expresa en los gestos, en el canto, en las respuestas: si lo hacéis como se debe, y no distraídamente, de cualquier modo, entonces vuestro testimonio llega a los hombres.

El vínculo de amistad con Jesús tiene su fuente y su cumbre en la Eucaristía. Vosotros estáis muy cerca de Jesús Eucaristía, y este es el mayor signo de su amistad para cada uno de nosotros. No lo olvidéis; y por eso os pido: no os acostumbréis a este don, para que no se convierta en una especie de rutina, sabiendo cómo funciona y haciéndolo automáticamente; al contrario, descubrid cada día de nuevo que sucede algo grande, que el Dios vivo está en medio de nosotros y que podéis estar cerca de él y ayudar para que su misterio se celebre y llegue a las personas.

Si no caéis en la rutina y realizáis vuestro servicio con plena conciencia, entonces seréis verdaderamente sus apóstoles y daréis frutos de bondad y de servicio en todos los ámbitos de vuestra vida: en la familia, en la escuela, en el tiempo libre. El amor que recibís en la liturgia llevadlo a todas las personas, especialmente a aquellas a quienes os dais cuenta de que les falta el amor, que no reciben bondad, que sufren y están solas. Con la fuerza del Espíritu Santo, esforzaos por llevar a Jesús precisamente a las personas marginadas, a las que no son muy amadas, a las que tienen problemas. Precisamente a esas personas, con la fuerza del Espíritu Santo, debéis llevar a Jesús.

Así, el Pan que veis partir sobre el altar se compartirá y multiplicará aún más, y vosotros, como los doce Apóstoles, ayudaréis a Jesús a distribuirlo a la gente de hoy, en las diversas situaciones de la vida. Así, queridos monaguillos, mi última recomendación a vosotros es: ¡sed siempre amigos y apóstoles de Jesucristo!

S.S Benedicto XVI

Espero que este mensaje te pueda servir para motivar tu servicio que tienes detro de nuestra Iglesia Católica.




El recibirse como acólitico es un acto muy solemne, ya que cualquier persona no puede ayudar al sacerdote en el altar...te cuerdas la vez que te recibiste como acólito...o cuando acólitates por primera vez...como te sentiste al elegir ser acólito...observa este video y reflexiona...





Por ultimo querido acólito o acólita quiero que tengas en cuenta las siguientes oraciones y rezalas antes y después de cada misa en la que sirvas en el altar, asi te entregaras mas a Dios y lo haras con mucho más entusiasmo..animo...



Oración para antes de la Misa

Señor,Te doy gracias porque me llamas nuevamente a tu servicio.En esta celebración que estamos a punto de empezar.
Ayúdame a estar muy atentopara reconocerte en seguida en la persona del sacerdote,a escuchar con provecho tu Palabra,a alimentarme dignamente con tu Cuerpo y tu Sangre,y a reconocerte presente en medio de la asamblea de los hermanos.
Ayúdame a servir a tu altar como tú mereces,a hacerlo todo con diligencia y eficacia,y, sobre todo, a hacerlo por tu amor.
Sí, que todo mi actuar sea, Señor,expresión del amor con el que quiero amarte,puesto que sólo en ti encuentro la paz y la alegría.
Ayúdame, Madre de Dios y madre mía,tú que nos dijiste a todos: "Haced lo que él os diga". Amén.



Oración para después de la Misa


Señor,bendito seas por el gran don de la Eucaristía.Una vez más me has querido cerca de tu altar,sirviéndote a ti y a los hermanos.
Gracias por tu Palabra, que me enseñatodo lo que has hecho y haces constantemente por mí;gracias por el sacerdote, imagen tuya,que eres el buen Pastor de todo el rebaño;gracias por la comunidad de los hermanos,que me ayudan a comprender que soy miembro de la Iglesia;que una vez más nos has dado por amor.
Ayúdame, ahora,al volver a mi casa y a mis obligaciones de cada día,a ser buen cristiano.Que sepa reconocer en cada persona a mi hermano,que espera ser amado de todo corazón.Así no me apartaré nunca de tu lado,aquí en la iglesia y también fuera de ella.
Madre de Dios y madre mía,intercede para que en todo lo que diga, haga o piense,tu Hijo y Señor nuestro sea glorificado.
Amén





Espero que las cosas escritas en esta pagina te hagan reflexionar sobre lo importante que eres para Dios y la Iglesia por el servicio que realizas.

Hazlo con mucho entusiamos y devoción.


!!!!QUÉ DIOS TE BENDIGA!!!!



Thomas A. Cajahuanca Trauco
Responsable del grupo de acólitos
de la parroquia "Inmaculada Concepción"
Villa Militar LAS PALMAS
Dedicado a todos los acólitos de Perú y del mundo entero, en especial a los de las parroquias: "Santa Catalina de siena"- Chorrillos, "Virgen de la familia"-Chorrillos, "Santiago Apostol"-Ventanilla, "Inmculada Concepción"- Chorrillos